Tuesday 3 August 2010

Es un juego de niños

De pequeña me encantaba empezar historias de aventuras para jugar con mis muñecos. Siempre me inventaba algún tipo de trama de acción en la que una chica era raptada por el malo malísimo y el protagonista (un chico sexy y amable) tenía que rescatarla pasando por mil y una pruebas, en plan príncipe azul que rescata a la princesa pero con infinitas variantes. Solía incluir persecuciones con motos o a caballo (según la época de ambientación), encarnizados duelos de espadas/pistolas/artes marciales, castillos, casas con trampas, salones del oeste, barcos pirata... En general todos los detalles estaban inspirados en alguna película o serie que hubiese visto hace poco y que disparaba mi imaginación.

Pero tenía un problema, mientras estaba planificando como iba a ser el juego de aquel día disfrutaba mucho más que desarrollándolo después y por lo general cuando llegaba al nudo de la historia ya no sabía como continuar... una vez hecha la presentación de los personajes no me atraía la historia.

Han pasado los años pero hay algunas cosas que no han cambiado. Obviamente ya no juego con muñecos, aunque a veces me gustaría hacerlo... pero ya no le encuentro en absoluto la gracia y eso en parte me entristece (pero eso ya es otra historia). Lo que sí me sigue ocurriendo es la desgana al llegar al nudo de una historia cuando soy yo la que la "inventa".
Me en-can-ta empezar historias, me fascina. A veces mi mente empieza a divagar con cualquier detalle insignificante y creo el inicio de una historia de la nada. Por ejemplo: Voy en el metro y veo a una persona con una prenda de ropa un poco estrafalaria, un jersey naranja, y...

La megafonía anunció la siguiente estación y yo ni siquiera sabía cual era mi parada. Un dolor terrible me azotaba la cabeza y no podía recordar nada... NADA DE NADA. Miré hacia abajo y me tranquilicé un poco al ver que llevaba puesto mi jersey naranja de la suerte, pero... ¿Cómo recordaba que aquel era mi jersey de la suerte? ¿En qué parada tenía que bajar? Y lo más importante... ¿Dónde demonios iba?

Esto podría ser una interesante historia sobre un chico que acaba de perder la memoria y se encuentra solo en medio de una gran ciudad... Pero no lo será porque no pienso continuarla, no sé cómo.

Todo esto que he contado viene a causa de que hace unos días le di vida a un personaje, le di vida de una forma que no lo había hecho nunca antes, casi literalmente. Una casa en una localización real, un nombre y apellido, unos antecedentes, una formación... y quería darle una historia digna. Pero no se me ocurre nada sólido, solamente inicios prometedores. Se admiten sugerencias estimados lectores.

PD: Ya echaba de menos hablar un poco de mí... tanto libro, tanto libro ¡hombre ya!