Friday, 14 January 2011

Leyendas de los Otori

La saga de Leyendas de los Otori es mi saga de novelas favorita. Se compone de 5 libros ubicados en un mundo ficticio en el Japón feudal. Originalmente era una trilogía pero más adelante la autora (Lian Hearn) decidió sacar un cuarto libro y una precuela a la que tengo especial cariño porque narra las desventuras de Shigeru al que también tengo especial cariño por su carácter afable y bondadoso.

Leí el primer libro con 13 años, puedo recordar perfectamente dónde y cuando. Corría Semana Santa del año de nuestro señor de 2003, aquel año el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera había caído muy tarde (casi lo más tarde que puede caer) y por lo tanto el clima era muy soleado y empezaba a ser cálido. Por aquel entonces yo pasaba la Semana Santa en el pueblo de mi padre, de hecho, me iba yo sola con mi tía unos días antes hasta que venían el resto de la familia cuando el trabajo se lo permitía a mi padre. Dicho pueblo está cerca de la costa en la zona Mediterránea y por la época del año los naranjos más mañaneros ya empezaban a estar en flor. Yo leía ávidamente el primer libro de esta saga en un sofá de mimbre con cojines estampados y respiraba el olor del azahar mientras Takeo atravesaba montañas y cruzaba Los Tres Países para llegar a Hagi, la ciudad natal de Shigeru, el hombre que le acababa de salvar la vida de manos de Iida (aunque para mí siempre será Lida).
Os aseguro que este es uno de los recuerdos más placenteros que tengo y me encanta recrearme en él. El sol de la mañana, no tan sofocante como el del mediodía sino plácido y confortable golpeándote mientras la brisa te acaricia y te trae el olor del azahar... intentad imaginarlo. Sólo de recordarlo me invade la paz.
También recuerdo que terminé el libro antes de que acabara la Semana Santa una noche en casa de mi abuela en una butaca junto a la tele y con poca luz, las circunstancias hicieron que el final me diera un poco de miedo (tenía 13 años y era la primera vez que leía cosas sobre cabezas cortadas y puñales que atraviesan la carne) aunque ahora después de múltiples re-lecturas puedo decir que no da miedo en absoluto.

Pero dejémonos de mis recuerdos y centrémonos en el libro. Me encanta, así de simple. Para empezar está narrado en primera persona, cosa que amo. Amo que un libro no se dedique simplemente a narrar una serie de hechos con más o menos gracia, sino que me narre (o más bien transmita) sentimientos, pensamientos y me haga empatizar con el protagonista hasta el punto de hacer mío su dolor, sus alegrías y sus preocupaciones. También ayuda mucho la narración tan detallada y casi diría exhaustiva que hace que incluso si cierras los ojos puedas imaginarte que estás en Terayama, sentado en medio del jardín diseñado por Sesshu cerca de la cascada, que oyes el ulular de una lechuza y el tañido de la campana del templo y que sostienes una pluma de houou (el ave sagrada que sólo aparece en tiempos de justicia y paz) en tu mano. Luego abres los ojos y estás en tu habitación, pero por unos momentos has estado allí... y lo sabes porque el vello de tus brazos aún está erizado.

Creo que ha quedado bastante claro que la ambientación es sublime, pues bien, el argumento no se queda atrás: intrigas de clanes milenarios y señores de la guerra con ansias de poder, dos jóvenes embargados por la pasión y el amor juvenil y una sociedad secreta que mueve los hilos de Los Tres Países. Una historia épica y de romance, un cóctel perfecto.

Y recordad: La red del cielo es amplia pero estrecha es su malla.

2 comments:

de risa said...

saludos
bonita pagina te invito a ver la mia espero que te guste

Lina Schneider said...

Toma Castaña!! Cada vez me gustas más !, que lo sepas....