Wednesday 9 July 2008

En busca del libro olvidado

Cuando terminé de leer las últimas palabras, cerré el libro. Una ojeada a la contraportada, otra a la portada... cojo el libro como sopesándolo y dejo pasar un par de segundos.
Me levanto de la cama y voy hacia la librería del comedor. Mi madre está viendo la televisión, alzo el libro, enseñándoselo triunfal y lo devuelvo a su sitio.

Entonces me lleno de valor y me sumerjo en aquella maraña de letras, títulos y de historias contadas en papel. Estoy dispuesta a hacerme con un excelente libro por mí misma. Empiezo a leer títulos y más títulos, no consigo decidirme por ninguno en especial y totalmente derrotada me giro hacia mi madre:

- ¿Cuál, mamá?
- Llevo mucho tiempo diciéndote que te leas "Shogun" pero tú no quieres...
- Es que es muy tocho y tiene la letra más pequeña que he visto nunca. Me da miedo empezarlo...
- Pero no tienes nada mejor que hacer en todo el verano ¿no?

Me ha convencido.
Empiezo a buscar el libro, me cuesta bastante encontrarlo, entre otras cosas porque no tiene lomo. El pobre está bastante hecho polvo.

Me voy a mi habitación con el libro, me tumbo en la cama y empiezo el ritual: lo cojo como sopesándolo, ojeo la portada, ojeo la contraportada y lo abro por la primera página, lo vuelvo a cerrar. Me he dado cuenta de que realmente tiene sus años, las páginas están marrones por los bordes y al pasarlas rápido me viene un encantador aroma.
"Sólo una vez más, un poquito más" me digo a mí misma, entonces acerco el libro a mi nariz e inspiro fuerte, cierro los ojos, centrándome únicamente en el sentido del olfato, dejando que su olor me llene.
Si todavía me quedaba alguna duda, acaba de disiparse para siempre. El olor de ese libro hace su historia mucho más interesante, huele a leyenda milenaria, a aventuras.

Abro el libro por la primera página, empiezo a leer y me dejo seducir lentamente por lo que tiene que contarme...